miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cuento (el primero que escribimos) por NAILA CARRILLO.

“Un dulce final”
Naila Sharom Carrillo Sifuentes.
Corría el verano del 93’ cuando en una pequeña villa llamada Jengibre se congregaba una comunidad de pequeñas y pintorescas galletas que tenían un solo defecto y a decir verdad era el que más les entristecía, tenían una cubierta dura de morder y por lo mismo eran conocidos por otras comunidades como personas con un corazón sin amor. Un día llegó a ésta pequeña villa un ser extraño y desconocido para ellos, se llamaba Natan y era una galleta de bombón tan suave como las nubes  pero al mismo tiempo tan débil que cualquier raspón era peligroso para él, lo que provoco muchas emociones en las galletas de Jengibre y entre ellas se encontraban el temor, la envidia y hasta el resentimiento puesto que para ellos ser tan suave era lo mejor y lo que siempre habían soñado. Para Natan era una gran sorpresa y alegría poder encontrarse con  éstas galletas tan diferentes a él , así que lo primero que hizo cuando llegó fue tratar de hacer amigos pero lo que él no sabía era que esta misión se sería la más complicada de todas a las que alguna vez se había enfrentado. El tiempo pasaba y Natan seguía tan solo como cuando llegó y más triste que nunca porque poco a poco comenzaba a perder las esperanzas  de poder encontrar un amigo con el cual convivir en esa pequeña villita, hasta que un día recibió una nota en su puerta y en la cual le decían que alguien quería ser su amiga pero por miedo al que dirán prefería mantenerse alejada de él pero manteniendo su amistad por cartas, así pues, el tiempo transcurrió hasta que su amiga anónima se atrevió a decirle su nombre y le explicó el porqué las demás galletas no querían acercarse a él. Fue en ese momento cuando Natan comprendió con la ayuda de su amiga Gomita lo que debía hacer para poder ganarse la amistad de todas las galletas de la comunidad y  entre los dos idearon un plan el cual  llevarían al cabo la tarde siguiente.
El día siguiente transcurría tan común como cualquier otro para los habitantes de Jengibre, pero para Gomita y Natan era el día mas largo de todos porque dentro de poco estaban seguros que cambiarían la manera de pensar de muchas galletitas. El momento había llegado, Gomita paso casa por casa gritando que necesitaba ayuda urgente y así, todas las galletas comenzaron a salir de sus casas alarmadas y preocupadas por la salud de Gomita pero tan grande fue su sorpresa cuando llegaron a la mitad de la plaza y lo único que vieron fue a Gomita parada al lado de Natan que lo primero que hicieron fue molestarse por la amistad de estos dos y le exigieron que se alejara de Gomita, fue en ese momento cuando Natan comenzó a hablar pidiéndoles solo un minuto de su atención esperando que  su explicación sirviera para que todas las galletas pudieran cambiar su forma de pensar respecto a él. Natan comenzó a hablar y les dijo que aunque todos pensaran que ser una galleta suave como bombón era lo mejor  no era así, les dijo que ser tan delicada a veces le ocasionaba problemas puesto que por cualquier cosa se podía lastimar fácilmente, les explico que todos son diferentes en todos los aspectos y no por eso deberían sentirse mal o inseguros de sí mismos, sino que al contrario, que esas diferencias los hacía ser unos seres únicos  y especiales y que deberían de aprender a amarse por lo que son y sobretodo respetando las diferencias de los demás ya que eso los hacía ser mejores personas día con día. Cuando Natan termino su discurso al principio todas las galletas se quedaron en silencio, pero desde el fondo se empezó a oír a alguien aplaudir y  todos los demás se unieron en aplausos hacia Natan,  y de unos en unos se acercaron a él para agradecerle que les hayan abierto los ojos y para pedirle perdón por la forma en que lo habían tratado.
Y fue así que Natan logró lo que nunca nadie mas había logrado, hacer respetar las diferencias en las galletitas y unir a toda la comunidad de Jengibre.




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