Una familia fuera de serie
Había una vez, en una noche
de luna llena un viejito paseando por el pantano, el vivía cerca del bosque y
le gustaba salir por las noches a buscar hongos para alimentar a su mascota, un
pequeño cocodrilo que tenía ya hace tiempo, además disfrutaba escuchar los
ruidos nocturnos que hacia los animales que habitaban en el bosque, el sonido
del viento y el que emitían las ramas de los arboles al ser movidas por el
aire.
Mientras hacia su recorrido
de siempre sintió que alguien lo miraba, comenzó a ponerse nervioso, a sentir
miedo, no sabía quién lo observaba pero tenía pánico de ser atacado en
cualquier momento.
Empezó a caminar cada vez más
rápido, hasta que escuchó pasos detrás de él, ahora sentía más miedo que nunca,
no quiso mirar atrás, el terror lo
invadía, cuando menos lo espero un enorme cocodrilo enfadado estaba frente a él,
el viejito al mirarlo así sintió que moriría en ese instante, pero no fue así,
el cocodrilo le pidió ayuda porque una malvada bruja lo seguía para matarlo y
usar su piel para hacerse unas botas y darle su carne a un gato negro que
tenia, al cual quería más que a su vida.
El viejito se sintió
conmovido y decidió llevarse el cocodrilo enorme a casa para que conviviera con
el pequeño cocodrilo que tenia de mascota. Durante el camino a casa, el
cocodrilo hizo una pausa para descansar, cuando de pronto un gato negro le
saltó encima atacándolo, el cocodrilo sorprendido y molesto tomo al gato negro
entre sus manos, a los pocos segundos llegó la bruja y sintió una enorme
angustia con solo pensar que su gato pudiera morir y le dijo al cocodrilo
enorme que si dejaba en libertad a su gato nunca le volvería a molestar ni a él
ni a nadie. El cocodrilo enorme dudo un poco, pero termino accediendo sabiendo
que jamás ni un animal del bosque seria molestado por la bruja malvada.
Cuando el cocodrilo enorme y
el viejito llegaron a casa y ambos cocodrilos se conocieron, se reconocieron
dándose cuenta que eran padre e hijo, que años atrás se habían separado porque
los cazadores los querían matar para hacer de ellos alimento y botas.
El encuentro fue muy
conmovedor, los dos le agradecieron al viejito por salvarles la vida y le
hicieron la promesa de que siempre lo protegerían de cualquier peligro al que
estuviera expuesto.
Y así fue como el viejito y
los cocodrilos formaron una familia, extraña para los demás, pero eso a ellos
no les interesaba, vivían contentos porque existía el respeto y el amor entre
los tres, y vivieron felices por siempre.
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