viernes, 22 de noviembre de 2013

PRINCESA EN PELIGRO

Había una vez en las afueras del pueblo San Cristóbal existía un enorme y hermoso castillo en el que Vivian el Rey Alejandro y la Reina Samantha,  con Giselle, su única hija, ella era muy hermosa, humilde, educada, simpática, tenía el cabello castaño y brillante,  siempre andaba con una sonrisa en el rostro. Un día el pueblo estaba de fiesta e invitaron al rey, a la reina y a la princesa; ellos iban caminando por las calles de San Cristóbal saludado a las personas del pueblo, en eso a la princesa se le quedo atorada su zapatilla en un hoyo y se quedo un poco atrás de sus papás, en eso llegaron dos bandidos a aprovecharse de la situación, la cargaron, la subieron en uno de sus caballos e inmediatamente se echaron a andar  de inmediato avanzando a toda velocidad haciendo ruido, por lo que la multitud miro hacia atrás dándose cuenta de lo sucedido, en eso el rey grito a sus empleados dando órdenes de siguieran a los bandidos y trajeran a su hija de regreso a casa, la reina se puso a llorar y el pueblo se puso triste.
Mientras tanto, la Giselle era dirigida a un pueblo lejano llamado San Antonio, donde los bandidos pretendían venderla y tenerla como empleada, la princesa no paraba de llorar, suplicaba que la regresaran a su casa, que su papá el rey les daría vasijas de oro, pero los bandidos no aceptaron, tenían miedo de ser encarcelados.
Cuando los bandidos llegaron con Giselle al pueblo San Antonio y estaban vendiendo a la Giselle, Alejandro, un vaquero muy guapo iba pasando montado en su cabello por enfrente de ellos, y al darse cuenta lo que pasaba el vaquero hacia ellos y comenzó a luchar con los bandidos para rescatar a Giselle, pero Alejandro no sabía que los bandidos tenían un dragon como mascota, quien los cuidaba y defendia, sin embargo, no se dio por vencido, lucho contra el dragon, pero no podía  contra el. Cuando estaba frente al dragon se dio cuenta que el dragon tenia un collar brillante, el cual era el que le daba fuerza y lo mantenía en pie, Alejandro, al darse cuenta de esto, corrió hasta su caballo, lo trepo y anduvo a toda velocidad, cuando estaba cerca del dragon se paro sobre el caballo y brinco hacia el cortando con su espada el collar del dragon, el collar cayo y el dragon al igual que los bandidos desaparecieron, fue ahí cuando alguas personas de San Antonio dijeron que los bandidos se aprovechaban de todos ellos por el dragon, que ellos al igual que el dragon eran producto de magia mala de una bruja que existió hace mucho tiempo y que nadie podía destruirlos.
Alejandro camino hacia Giselle preguntándole si se encontraba bien y subiéndola a su caballo para llevarla de regreso a su pueblo, con su casa, con sus padres. Cuando el vaquero llevo al castillo entregando a Giselle a sus padres, ellos la abrazaron con fuerza y felicidad, ofreciéndole a Alejandro vasijas llenas de oro y sus caballos mas finos, pero el los rechazo, el se había enamorado de Giselle y lo que quería era que el rey y la reina le dieran la mano de la princesa para poder casarse con ella, Giselle se puso feliz pues también se había enamorado de Alejandro, y los padres aceptaron el matrimonio.
Giselle y Alejandro se casaron, tuvieron hijos, vivieron en el castillo con el rey y la reina y fueron felices por siempre.

FIN
Una familia fuera de serie

Había una vez, en una noche de luna llena un viejito paseando por el pantano, el vivía cerca del bosque y le gustaba salir por las noches a buscar hongos para alimentar a su mascota, un pequeño cocodrilo que tenía ya hace tiempo, además disfrutaba escuchar los ruidos nocturnos que hacia los animales que habitaban en el bosque, el sonido del viento y el que emitían las ramas de los arboles al ser movidas por el aire.
Mientras hacia su recorrido de siempre sintió que alguien lo miraba, comenzó a ponerse nervioso, a sentir miedo, no sabía quién lo observaba pero tenía pánico de ser atacado en cualquier momento.
Empezó a caminar cada vez más rápido, hasta que escuchó pasos detrás de él, ahora sentía más miedo que nunca, no quiso mirar atrás,  el terror lo invadía, cuando menos lo espero un enorme cocodrilo enfadado estaba frente a él, el viejito al mirarlo así sintió que moriría en ese instante, pero no fue así, el cocodrilo le pidió ayuda porque una malvada bruja lo seguía para matarlo y usar su piel para hacerse unas botas y darle su carne a un gato negro que tenia, al cual quería más que a su vida.
El viejito se sintió conmovido y decidió llevarse el cocodrilo enorme a casa para que conviviera con el pequeño cocodrilo que tenia de mascota. Durante el camino a casa, el cocodrilo hizo una pausa para descansar, cuando de pronto un gato negro le saltó encima atacándolo, el cocodrilo sorprendido y molesto tomo al gato negro entre sus manos, a los pocos segundos llegó la bruja y sintió una enorme angustia con solo pensar que su gato pudiera morir y le dijo al cocodrilo enorme que si dejaba en libertad a su gato nunca le volvería a molestar ni a él ni a nadie. El cocodrilo enorme dudo un poco, pero termino accediendo sabiendo que jamás ni un animal del bosque seria molestado por la bruja malvada.
Cuando el cocodrilo enorme y el viejito llegaron a casa y ambos cocodrilos se conocieron, se reconocieron dándose cuenta que eran padre e hijo, que años atrás se habían separado porque los cazadores los querían matar para hacer de ellos alimento y botas.
El encuentro fue muy conmovedor, los dos le agradecieron al viejito por salvarles la vida y le hicieron la promesa de que siempre lo protegerían de cualquier peligro al que estuviera expuesto.

Y así fue como el viejito y los cocodrilos formaron una familia, extraña para los demás, pero eso a ellos no les interesaba, vivían contentos porque existía el respeto y el amor entre los tres, y vivieron felices por siempre.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Cuento Individual (Daniela Alejandra Jaramillo Morales).
El duende y sus amigos
Había una vez en un lugar muy lejano, una niña que se llamaba Ángela, ella vivía en casa de sus abuelos. Ángela y sus abuelos eran muy pobres y por tal motivo, ella nunca había tenido juguetes nuevos, todos los días lloraba al ver que las demás niñas jugaban a las muñecas afuera de sus casas. Ángela, era una niña muy estudiosa y no entendía por qué no podía tener lo mismo que sus amigas.
Un día Ángela al bosque y después de estar un buen rato en él, decidió irse a su casa. Durante el camino, Ángela se fue llorando, deseando poder algún día tener una muñeca para poder jugar con las demás niñas de su edad.
Mientras caminaba, un duende a lo lejos la miró y la siguió hasta su casa; al ver donde vivía, el duende se dio cuenta de lo pobre que era la familia de Ángela y comenzó a investigar por qué esa niña lloraba tanto.
Después de varios días, el duende se dio cuenta qué era lo que hacia llorar a la niña y decidió ayudarla. Así, que comenzó a reunir a sus amigos del bosque; cada uno de ellos escuchó atentamente el plan del duende para poderle regalar una muñeca a Ángela.
Poco a poco los animalitos del bosque comenzaron a diseñar la muñeca; la tortuga formó el cuerpo con un poco de sácate que transportó en su caparazón, el conejo realizó las piernas y las piernas con pedazos de ramas que encontró en su camino mientras brincaba, la cabeza de la muñeca la hicieron con mucho esfuerzo un grupo numeroso de hormiguitas trabajadoras y todo lo pegaron con la baba del caracol.
Pasados 5 días, llevaron la muñeca a donde se encontraba el duende y se lo enseñaron. Él como tenia poderes mágicos, esa muñeca que hicieron los animalitos del bosque la convirtió en una hermosa muñeca, era la muñeca que toda niña desearía tener.
Al día siguiente, como todos los días, Ángela se dirigió al bosque sin imaginarse lo que ese día encontraría. si, estaba ahí lo que tanto soñaba y por lo que mucho había llorado, su "muñeca" junto a ella, se encontraba una nota que decía lo siguiente: "Hola Ángela, esta muñeca es para ti, mis amigos y yo la hicimos con mucho cariño para ti. Ahora ya podrás jugar con las demás niñas, pero recuerda algo...si no le echas ganas a la escuela, esa muñeca va a desaparecer".
Y así desde ese día, la tristeza de Ángela se acabo.

Cuento Colaborativo (Daniela Alejandra Jaramillo Morales). 
El niño y el perro
Había una vez un niño que se encontraba muy triste, él quería tener un amigo que lo acompañara a todos lados, alguien con quien divertirse y poder pasar un rato agradable.
Un día su mamá se dio cuenta de la tristeza de su hijo y por tal motivo le regalo un perrito, Damián como se llamaba el niño, no quería al perrito, ya que decía que quería un amigo de verdad, no una mascota.
Cada mañana, el perrito acompañaba a Damián a la escuela, sin que él se diera cuenta para cuidarlo de algún peligro.
Un mes después de que el perrito llegará a la casa de Damián, éste último, sufrió un accidente. De camino a su casa, decidió irse por un camino más corto y cruzó el bosque, Damián iba tan despistado que no se dio cuenta que se encontraban unas arenas movedizas y se hundió en ellas.
Damián gritaba “AUXILIO, AUXILIO” y nadie lo escuchaba, solo su perrito el cual nunca se había dado por vencido y lo seguía para ver si él se percataba de que lo quería.
El perrito fue de prisa a la casa de Damián y ladro y ladro hasta que salió la mamá de Damián y logro que ésta lo siguiera hasta el bosque para ayudar a que saliera Damián de donde estaba.
La mamá, agarro un tronco que se encontraba cercas del lugar y le pidió a Damián lo agarrara con fuerza, jalo y jalo hasta que logro salir de ese lugar.
Después de esto, Damián se dio cuenta que el que en realidad le salvo la vida, fue su perrito, aquel que él había despreciado desde el principio por no ser una persona, pero que sin embargo le fue fiel y logro comprender que era su amigo fiel.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cuento (el primero que escribimos) por NAILA CARRILLO.

“Un dulce final”
Naila Sharom Carrillo Sifuentes.
Corría el verano del 93’ cuando en una pequeña villa llamada Jengibre se congregaba una comunidad de pequeñas y pintorescas galletas que tenían un solo defecto y a decir verdad era el que más les entristecía, tenían una cubierta dura de morder y por lo mismo eran conocidos por otras comunidades como personas con un corazón sin amor. Un día llegó a ésta pequeña villa un ser extraño y desconocido para ellos, se llamaba Natan y era una galleta de bombón tan suave como las nubes  pero al mismo tiempo tan débil que cualquier raspón era peligroso para él, lo que provoco muchas emociones en las galletas de Jengibre y entre ellas se encontraban el temor, la envidia y hasta el resentimiento puesto que para ellos ser tan suave era lo mejor y lo que siempre habían soñado. Para Natan era una gran sorpresa y alegría poder encontrarse con  éstas galletas tan diferentes a él , así que lo primero que hizo cuando llegó fue tratar de hacer amigos pero lo que él no sabía era que esta misión se sería la más complicada de todas a las que alguna vez se había enfrentado. El tiempo pasaba y Natan seguía tan solo como cuando llegó y más triste que nunca porque poco a poco comenzaba a perder las esperanzas  de poder encontrar un amigo con el cual convivir en esa pequeña villita, hasta que un día recibió una nota en su puerta y en la cual le decían que alguien quería ser su amiga pero por miedo al que dirán prefería mantenerse alejada de él pero manteniendo su amistad por cartas, así pues, el tiempo transcurrió hasta que su amiga anónima se atrevió a decirle su nombre y le explicó el porqué las demás galletas no querían acercarse a él. Fue en ese momento cuando Natan comprendió con la ayuda de su amiga Gomita lo que debía hacer para poder ganarse la amistad de todas las galletas de la comunidad y  entre los dos idearon un plan el cual  llevarían al cabo la tarde siguiente.
El día siguiente transcurría tan común como cualquier otro para los habitantes de Jengibre, pero para Gomita y Natan era el día mas largo de todos porque dentro de poco estaban seguros que cambiarían la manera de pensar de muchas galletitas. El momento había llegado, Gomita paso casa por casa gritando que necesitaba ayuda urgente y así, todas las galletas comenzaron a salir de sus casas alarmadas y preocupadas por la salud de Gomita pero tan grande fue su sorpresa cuando llegaron a la mitad de la plaza y lo único que vieron fue a Gomita parada al lado de Natan que lo primero que hicieron fue molestarse por la amistad de estos dos y le exigieron que se alejara de Gomita, fue en ese momento cuando Natan comenzó a hablar pidiéndoles solo un minuto de su atención esperando que  su explicación sirviera para que todas las galletas pudieran cambiar su forma de pensar respecto a él. Natan comenzó a hablar y les dijo que aunque todos pensaran que ser una galleta suave como bombón era lo mejor  no era así, les dijo que ser tan delicada a veces le ocasionaba problemas puesto que por cualquier cosa se podía lastimar fácilmente, les explico que todos son diferentes en todos los aspectos y no por eso deberían sentirse mal o inseguros de sí mismos, sino que al contrario, que esas diferencias los hacía ser unos seres únicos  y especiales y que deberían de aprender a amarse por lo que son y sobretodo respetando las diferencias de los demás ya que eso los hacía ser mejores personas día con día. Cuando Natan termino su discurso al principio todas las galletas se quedaron en silencio, pero desde el fondo se empezó a oír a alguien aplaudir y  todos los demás se unieron en aplausos hacia Natan,  y de unos en unos se acercaron a él para agradecerle que les hayan abierto los ojos y para pedirle perdón por la forma en que lo habían tratado.
Y fue así que Natan logró lo que nunca nadie mas había logrado, hacer respetar las diferencias en las galletitas y unir a toda la comunidad de Jengibre.




Elogio a la letra


Mi letra “P”

Mi letra “P” siempre en alto formada por una “L” minúscula y una “U” en su costado superior derecho, mi favorita por ser la letra con la que comienza “Paz”, lo más buscado en el mundo, con el “Poder” que controla todo  y el “Pánico” que contraen malas decisiones. La  letra con la que comienza “País”, lo que todo hombre defiende, busca, pelea por él y desea su bienestar, “Paciencia” que es la más adecuada para los docentes, con “P” comienza la “Pureza” que encuentras en un niño con ganas de aprender, con “P” la “Participación” tan importante que tenemos los docentes ante la sociedad y “P” para “Población”, de la cual formamos parte. Por esto y más la letra “P” es mi favorita.

-Pablo Saúl Cárdenas González-

cuento individual


Otro cumpleaños

-Pablo Saúl Cárdenas González-
En un planeta no muy lejano, vivían en comunidad un grupo de “Pigs”, seres redondos sin manos ni pies, solo ojos, boca, orejas y nariz. Una mañana como hoy,  un pig muy pequeño llamado Green cumple años, -¡felicidades Green! Tendrás que despertarte muy temprano para recibir felicitaciones de tus compañeros-. Muy contento espero media hora para que sonara la alarma que indicaba la hora de comenzar  a trabajar, la alarma sonó y todos despertaron lentamente. Comenzaron a salir de la habitación rodeando a Green sin decirle ni una sola palabra. Green decepcionado porque sus amigos no recordaron su cumpleaños salió detrás de ellos y se puso a trabajar.
En el almuerzo todo continuo igual, todos ignorando como todos los días a Green, pero de pronto, el mesero traía un pastel muy grande en su dirección, Green pensó que era para él y que todos se habían acordado de su cumpleaños y comenzó a gritar y bailar, cuando el mesero paso por su lado y llevo el pastel a la otra mesa donde se lo comieron otros pigs que se cooperaron para comprar ese pastel y devorarlo. Muy decepcionado se le quito su apetito y decidió salir a caminar un momento.
Cuando paseaba por las praderas, comenzó a preguntarse -¿no sabrán que hoy es mi cumpleaños?, ¿ya no me quieren hablar?, ¿Por qué no me cantaron las mañanitas?, yo siempre me acuerdo del cumpleaños de todos, soy el primero en felicitarlos, siempre les doy un regalo y me emociona cantarles las mañanitas. Green camino un poco más cuando volvió a decir – puede que no vieron el calendario esta mañana, pero si pegue en el día de hoy un gran pastel y mi foto desde la semana pasada. Creo que no les importo, o solo les importa que les regale cosas, bueno ya no importa-. Camino un poco más y llego a una pequeña conclusión – pues no importa, a mí me encantan los cumpleaños y yo les seguiré regalando cosas, seguiré emocionando igual aunque a ellos no les interese el mío, es mi forma de ser-.
 Después de caminar por un buen rato, escucho la alarma de volver  a sus habitaciones a dormir y comenzó el camino de regreso. Cuando venía casi llegando, el pig que cuidaba las habitaciones lo regaño por llegar después de la hora de dormir; él, muy triste no dijo nada y entró para ir a descansar. Cuando Green entró  a la habitación, le pareció escuchar muy despacio –una, dos, tres ¡sorpresa!- y se prendieron las luces. Green quedó sorprendido porque le tenían  una fiesta sorpresa, todos bailaron, comieron y tomaron refrescos. Green quedo muy contento por la sorpresa y más al ver el gran pastel que se encontraba en la mesa del fondo esperando por él.  Lo cortó, lo probó  y disfruto del momento. Ese día; Green durmió muy a gusto al saber que recordaron su cumpleaños.

lunes, 4 de noviembre de 2013

cuento individual and calaveritas

CALAVERITAS

Quiero un 10
Los tenis entregó,
cuando Cecy lo reprobó,
el alumno Edzon le rogó
pero la maestra lo ignoró,
él decidió buscar venganza
y a la calaca le pidió chanza,
la flaca le puso precio
y el alumno pidió en famsa.

El viejo joven
Alberto no se ha rendido,
De vidas es todo un bandido,
Pues varias décadas lleva,
Y en las salas del cine
El se encuentra escondido
De la muerte bonita
Que ya tiene motivos.







El gran Spectrum
Había una vez, en un océano muy lejano, un pequeño tiburón blanco llamado spectrum. Él era el tiburón más tímido y debilucho de la zona, todos se burlaban de él por ser el más lento. Pero un día, spectrum decidió poner fin a todo eso, y se atrevió a desafiar a los peligrosos calamares para demostrarles a todos que él no era un simple tiburoncito, así que emprendió camino hacia las aguas más profundas, oscuras y temidas del mar para conseguir una prueba de que se había enfrentado a los grandes calamares y llevarla a su casa.
En el camino, primero se encontró con una tortuga marina llamada sabium, porque era una tortuga de avanzada edad, spectrum le pregunto el camino mas rápido para llegar a donde estaban los calamares, y sabium le pregunto que para que necesitaba saber eso, entonces le conto toda la historia de porque quería llegar hasta allá, entonces, el viejo sabium al escuchar las locuras que spectrum quería hacer tan solo para demostrar ser valiente se negó a ayudarlo y le dijo que no era bueno lo que quería hacer.
Spectrum siguió su camino y al poco tiempo se topó con una vaquita de mar, y al igual que a la tortuga le preguntó si conocía un camino rápido para llegar a donde estaba el peligro, aunque la vaquita al escuchar los planes del tiburoncito, se negó a ayudarlo y le dijo que mejor se fuera a su casa, que lo que trataba de hacer seria una tontería para demostrarle a los demás lo que era capaz.
Le dijo que un ser vivo es tan importante y tan especial como cualquier otro, y que no debía de andar haciendo eso solo para demostrar cosas irreales, que lo que debía de hacer era enfrentarse a los abusadores de su zona, decirles que lo dejaran en paz y que por favor lo respetaran porque las personas no se miden por su tamaño o por su peso, sino por el tamaño del corazón de la persona capaz de perdonar.

Spectrum después de escuchar tan sabias palabras, se puso a reflexionar lo importante que es escuchar las ordenes de nuestros viejos y decidió retornarse en camino hacia su casa y al llegar todos le preguntaron qué era lo que había traído para creerle y él les contesto que lo que había traído era mucho más importante que algún rastro de calamar, porque las palabras de los mayores valen más que cualquier cosa y más cuando se trata de cómo saber ganar una batalla sin necesidad de usar las armas. Desde entonces ya nadie volvió a molestar a spectrum y al crecer se convirtió en el tiburón más grande y respetado de todo el océano.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Cuento colaborativo - El campamento de Lazlo


El campamento de Lazlo

Era una vez un hombre llamado Lazlo al cual apodaban chango por su forma de caminar, Lazlo tenía dos amigos Tingo y perro  este último su mascota.

A lazlo le gustaba mucho hacer deporte sobre todo natación pero cerca de donde vivía no había ningún lugar donde pudiera practicarlo. Un día se reunió con Tingo para platicar sobre cómo podían hacer deporte ahí en su localidad.

De repente recordaron que en la escuela organizaban campamentos durante las vacaciones para que los alumnos practicaran algún tipo de deporte durante estas. Así que fueron con el director para preguntarle ¿por qué ya no hacían esas actividades? Y la respuesta del director fue que no tenían los recursos suficientes para atender a todo el alumnado.

Se marcharon muy tristes, la mamá de Tingo los vio y al enterarse del porque estaban ahí planeó juntarse con el resto de las madres de familia para hacer actividades y poder abrir un campamento para sus hijos.

Lazlo estaba muy contento porque su sueño se estaba realizando, con el dinero recaudado abriron un campamento externo de la escuela para que estuviera abierto durante todo el año.

Lazlo, Tingo y todos los niños practicaban deporte a diario por lo que eran unos niños muy sanos y sobre todo muy felices.
Paola Marisela Cortés Jara

Cuento individual - Sueño o realidad


Sueño o realidad


Todo inició con una gran ilusión que tenía el explorador Diego, un joven de 15 años, deseaba con todo su ser conseguir hacer realidad su sueño el cual era llegar a convertirse en un gran deportista extremo. Desde niño le encantaban las patinetas, bicicletas, patines, brincar, correr, etc. Todos lo conocían como el “machetón” ya que no tenía paradero.

Un día cuando regresaba de la escuela obviamente en bicicleta se topó con un gran cartel que anunciaba un torneo de habilidades extremas que se llevaría a cabo en la ciudad de donde era originario, el objetivo de la competencia era recaudar jóvenes entusiastas y aventureros para  estudiar en la más prestigiosa academia para deportistas extremos y así mismo viajar por la mayoría del mundo para presentar las habilidades de los mejores jóvenes en esta categoría deportiva.

Diego llegó muy emocionado a su casa, desesperado buscó a sus padres Clara y Pedro para comentarles acerca de la gran oportunidad que se le presentaba, pero ellos no veían esto como “la gran oportunidad” porque no estaban de acuerdo en que su hijo lo intentara ya que lo consideraban una pérdida de tiempo y sobre todo muy peligroso, no creían que tuviera la habilidad suficiente para lograr ser un deportista extremo. Pedro prefería que estudiara algo provechoso para que en un futuro estuviera muy bien económicamente y pueda solventar todo lo que se le presente. A clara lo que le importaba es que fuera a sufrir algún accidente practicándolo, es por lo que se oponía a que participara en dicho torneo.

A pesar de las ideas de sus padres Diego se decidió  inscribirse, tenía mucho entusiasmo y ganas de participar porque quería conseguir la beca completa que otorgaría la academia a los 10 mejores participantes del torneo. Clara y Pedro platicaron acerca de lo importante que era que su hijo sintiera su apoyo en cualquier cosa que realizara así que decidieron acompañarlo, pero en su interior tenían la esperanza de que no quedara seleccionado para que no se alejara de ellos a tan temprana edad y se concentrara en el futuro que habían planeado para él.

Durante el torneo Diego consiguió puntuaciones altas y bajas según la complejidad con la que realizaba las maniobras, a pesar de esas puntuaciones logró colocarse en el lugar número 6 por lo tanto quedó seleccionado sintiéndose demasiado feliz. Sus papás estaban felices por lo que había logrado, pero al mismo tiempo muy preocupados.

A regresar a casa tenía que preparar maletas y dormirse temprano porque viajaría muy temprano rumbo a la academia deportiva. Al día siguiente sonó el despertador y se dio cuenta que era la misma hora a la que acostumbraba levantarse, volteó a un lado de su cama y estaba la silla de ruedas con la que se desplazaba por todos lados, se despertó de un hermoso sueño pero con una nostalgia por sentirse inútil de no poder realizar todas las cosas que había soñado, quería  por una sola vez realmente ser un “machetón”.

Les contó en el almuerzo a Clara y Pedro lo que había soñado en un tono muy triste, ellos no sabían que decirle, también se sentían impotentes por que su hijo se encontrara en esa situación. De repente se le ocurrió a Clara ir al parque para dar un paseo que estaba en el centro de la ciudad para intentar reanimar a su hijo, estando ahí se toparon con una gran sorpresa habían construido rampas en donde estaban muchos jóvenes con patines, bicicletas y patinetas, Pedro alentó a Diego para que se animara a deslizarse por una rampa, le explicó que él era muy afortunado porque no necesitaba una bicicleta o patineta, él ya tenía su propia silla que le serviría como un instrumento para realizar su sueño.

Fue desde entonces que todos los días iba a practicar al parque y todos lo observaban como no se daba por vencido a pesar de la “limitación” que tenía, pero se dieron cuenta que la limitación no estaba en él sino en la sociedad que pone obstáculos para que personas discapacitadas no puedan cumplir sus sueños.

Al paso de los años consiguió darse a conocer en todo el mundo como un gran ejemplo de superación personal, dando un gran mensaje a todos. No importa en la situación que te encuentres  si lo  sueñas lo puedes hacer realidad.

 

 Paola Marisela Cortés Jara

 

Cuento individual / Jirafa-oveja / Esther De León

Christian y su hermano menor Luis vivían solos en una casita de adobe a las afueras de la ciudad. Christian, de 22 años, trabajaba de alfarero y era casi como un padre para Luis; este, por su parte, estaba a punto de comenzar la secundaria.
La emoción de Luis era evidente: cuando fueron a comprar los útiles al mercado del centro estuvo brinque y brinque, corre y corre, pidiendo que si una mochila morada ¡no! Mejor una azul. También quería cuadernos decorados ¡zaz! Tropezó con una muchacha alta de cabello rojo, vestida de negro y que se mantuvo seria pese al golpe.
—Perdone señora…
—Señorita –aclaró alzando una ceja. En eso llegó Christian corriendo.
—Disculpe usted señora, es mi hermano y ha salido disparado…
—¡Señorita Tiffany! —les dejó en claro, a punto de gritarles— Váyanse de aquí si no van a comprar nada —. Los miró de arriba abajo.
La chica debía estar por ir a su descanso para comer porque otra, igual de sombría pero bajita, tomaba su lugar. Fue entonces que Christian leyó el letrero del puesto: Magia y hechicería de las hermanas Jiji. Tragó saliva. “Vayámonos”, pensó, halando a Luis del brazo.
Volvieron a casa hasta el anochecer, cargando un montón de útiles y chucherías. Los hermanos decidieron hacer una especia de picnic en su patio, a la luz de las estrellas. Acabando de cenar "¡Ah!" con un bostezo Christian indicó que moría del sueño. Luis quería seguir contemplando el cielo y prometió que no se dormiría tarde.
A la mañana siguiente a Christian lo despertaron unos lengüetazos en el rostro. Se incorporó rápido, alarmado, solo para descubrir un animal muy raro (como una oveja fusionada con jirafa) llenándole la cara de babas. ¡Eugh! Él solo había visto una de estas “alpacas” en toda su vida, y eso porque los vecinos eran gente extraña y tenían una por mascota. Emocionado por tan curioso encuentro, buscó a Luis por toda la casa… pero no estaba en ningún lado.
Miró al animal. El animal le miró de vuelta, con sus enormes ojos de hermosas pestañas, idénticos a los de Luis ¿acaso será que…?
—¡Luis! ¡Te has convertido en una alpaca! —exclamó Christian.
—Meeeh —respondió la alpaca. ¡Pero qué tragedia!
—Luis, hermanito ¿entiendes lo que digo?
—¡Meeeh! —se apresuró a decir Luis-alpaca.
—¿Quién te haría algo como esto?
—¡Meeeh meeeh! ¡Meeeeeeeeh! —contestó con toda seguridad la alpaca.
Este era un problema serio: si Luis se quedaba así ya no tendría una vida normal ni podría ir a la secundaria ¡Y el tan emocionado que estaba por eso! Luis-alpaca miró a Christian con tristeza y lanzo un largo “meeeeh” con el que indicaba que no, él no quería quedarse así.
Fueron al mercado a ver a las brujas Jiji. Si ellas no habían sido las responsables, seguro sabrían qué hacer.
—Buenos días joven, ¿en qué puedo servirle? —saludó una brujita muy guapa.
—¡Devuelve a mi hermano a la normalidad! —fueron las palabras exaltadas de Christian.
—¿Disculpa…?
—¡Meeeeh meeeeeeeh! —Como si se tratara de un poderoso grito de guerra, al pronunciar esas “palabras” Luis-alpaca tomó en su hocico un frasco del mostrador y salió disparado como rayo, con Christian siguiéndole el paso.
—¡Vuelvan acá, ladrones! —reclamaba Sandra Jiji. Enseguida salieron tras ella Tiffany y Teresa, sus hermanas chaparrita y pelirroja, respectivamente. —¡Vuelve! ¡Ladrón!
A las puertas del mercado todos tropezaron con alguien y cayeron uno tras otro como fichas de dominó.
—¡Hola Christian! —dijo desde el piso, y muy sonriente, Luis-humano. —Me ha ido de maravilla, la secundaria es fenomenal. Me hice amigo de un niño que se llama Sergio y… —Luis se calló al notar la extraña situación en que estaba. Luego preguntó “¿Qué hace aquí Benito?” mientras le sobaba la cabeza a la alpaca. Christian se quedó de piedra: ¡Con que esa era la mascota de los vecinos! Mientras, Sandra, Tiffany y Teresa se retiraron discretamente, murmurando cosas como “descubrió que nuestras pociones son falsas” y “¡shh! ¡claro que no! camina, tu camina”.
—¡Oh! Perdón Christian, hice que derramaras tu jugo… —se disculpó recogiendo el frasco que Benito había dejado caer.
Christian no sabía qué decir y se estuvo callado buen rato, escuchando que si Sergio esto, que si la maestra de matemáticas aquello. Luis se había ido a la escuela y la alpaca había entrado a casa de noche, por la puerta del patio. ¡Qué evidente resultaba todo ahora! Se quedó escuchando a su hermano, camino a casa y a devolver a la alpaca a sus dueños.


Fin

Cuento colaborativo / Mimí se corta el cabello / De León, Barraza, Carillo

Mimí se corta el cabello
Esther Alicia De León Apilcueta
Con la colaboración de Carillo Sifuentes y la de Barraza Silva
Un día después de llegar de la escuela Mimí se cambió de ropa para salir a comer con su abuelita y al quererse soltar el cabello algo pasó: quitándose la liga se le había hecho un gran nudo. Desesperada, tuvo un pensamiento que la entristeció.
Mimí fue a la estética y le dijo a la estilista “¡Corte a rapa por favor!”. La chica estaba jugando; lo que no se esperaba es que la persona que le atendía le hiciera caso… ¡si todos sabían que Mimí amaba su pelo largo, sedoso y ondulado! ¡Qué desgracia!
Al día siguiente la gente señalaba a Mimí en la escuela. Aquella mañana, en matemáticas, José pensaba confesársele… al verla cambió de opinión. Decepcionado, decidió que se iría a vivir a Japón, lejos de todo (claro que no lo hizo, si bien lo intentó, a diferencia de la estilista, en el aeropuerto no le hicieron caso).
Cuando Erick, hermano de Mimí, la vio con el cabello corto comenzó a regañarla creyendo que se trataba de una más de sus travesuras. Después de rato que la situación se aclarara, Erick le propuso a su hermanita que ahorrara para comprarse algo qué usar en su cabeza. Porque no iba a seguir yendo con la calva a la escuela ¿cierto?

Mimí comenzó a juntar para comprarse unas extensiones de cabello natural, pero al cabo de un mes no consiguió más que 100 pesos, así que se vio en la penosa necesidad de ir a Sal si puedes. Suspiró. ¡Bueno Mimí, al menos tendrás cabello de nuevo! Aunque se comprara una peluca “chafa” Mimí estaba feliz porque tenía cabello otra vez.