jueves, 31 de octubre de 2013

Cuento 1

 Una aventura en la selva

Mary Cruz Madrid Vázquez 

Había una vez un grupo de niños que vivía en un pequeño pueblo llamado “Las limitas” que estaba cerca de la selva.
A los niños les gustaba jugar por las tardes, inventar aventuras, platicar de espantos, y lo que más les gustaba era explorar los alrededores de su pueblo, pero sus papás les tenían prohibido alejarse demasiado de su casa porque podían perderse o tener un accidente.
Un día en una de sus exploraciones encontraron a una preciosa ave que jamás habían visto, movía sus alas rápidamente y tenía un pico muy delgadito, inmediatamente llamo la atención de los niños y corrieron tras ella para poder atraparla, caminaron mucho detrás del pajarito y cuando se dieron cuenta estaban lejos de su casa y sumergidos en la selva, estaban rodeados de grandes árboles, muchas plantas y ruidos de diferentes animales, muy asustados quisieron regresar, pero mientras más caminaban, se internaban más en la selva, comenzaba a oscurecerse y buscaron un refugio donde esconderse y descansar, pero de repente un grande y feroz león saltó a su paso mostrándole sus filosos dientes y sus puntiagudas garras, los niños gritaron del susto y se quedaron asombrados, el león riendo a carcajadas les dice – no teman no les haré daño, mejor cuéntenme, ¿Qué hace aquí un grupo de niños como ustedes?- los niños tomándole un poco de confianza le comenzaron a platicar cómo es que estaban ahí, y el animal con una sonrisa malévola les dijo, ­­-No se preocupen, yo los ayudare, pero deben seguirme- los niños un poco temerosos pero sin más opciones  obedecieron al león y lo siguieron, caminaron un largo rato mientras la noche era cada vez más oscura, el león los llevo a un lugar solitario, de pronto se detuvo y comenzó a rodearlos diciéndoles – ¡Niños incrédulos, ahora si me los voy a comer!- pero cuando más se les acercaba, una de sus patas  quedo atrapada en una planta enredadora que estaba en el piso , y los niños aprovechando este momento corrieron despavoridos, pidiendo auxilio, mientras que el león en el intento de zafar su pata , enredaba su cuerpo cada vez más.
Los niños en su caminar encontraron un escondite donde descansaron toda la noche, y al amanecer salieron en busca de comida, mientras cortaban unos mangos vieron a lo lejos a un elefante gigante que movía sus orejas y su trompa muy contento, y corrieron hacia él para pedirle ayuda, pero el elefante se molestó con los niños porque interrumpieron su momento alegre y se marchó, no sin antes darles un empujón con su trompa para que cayeran en un charco de lodo, los niños muy asustados comenzaron a llorar y sus llantos fueron escuchados por un oso que pasaba por ahí, quien se acercó hacia ellos y les pregunto -¿Qué tienen niñitos?- los niños le contaron todo lo que les había sucedido y el oso amablemente les dijo – vengan conmigo, yo los llevare a un lugar muy seguro y los cuidare-, los niños sintieron confianza en el oso y lo siguieron, este los llevo a su cueva y los alimentó con frutas por la tarde los llevó al río, los enseñó a pescar y les presentó a sus amigos los changuitos, con quienes los niños se columpiaron por los árboles, uno de los changuitos, que era muy ágil subió a lo más alto de un árbol y desde ahí vio a un grupo de personas que se acercaban gritando y buscando algo, bajó rápidamente y les dijo a todos,-¡Oigan! Acabo de ver a unas personas que vienen hacia acá-, otro changuito asustado dice -¡huyamos, nos quieren atrapar!, pero uno de los niños exclamó - ¡no se vallan amiguitos! no les harán daño, seguramente son nuestros padres que nos están buscando, llevamos un día perdidos, y debemos regresar- el oso escuchó atentamente y decidió ir al encuentro con los padres para entregarles a sus hijos, pero en cuanto los adultos vieron al animal cerca de los niños, intentaron atacarlo, sin embargo cuando ven que los pequeños se despiden amorosamente del oso, bajan sus armas, reciben a los niños llorando de felicidad y se retiran haciéndole señas de agradecimiento al oso, quien tristemente se interna nuevamente en la selva.
Los niños contaron su historia al pueblo entero, tuvieron un castigo por haber desobedecido a sus padres, pero también obtuvieron permiso de visitar a su amigo el oso de vez en cuando.


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