Miguel el curioso
Anahí
Soto Rodríguez 3° “A”
Había
una vez en un bosque muy lejano una pequeña
casita muy bonita donde vivía un niño muy curioso y un poco travieso
llamado Miguel, su abuelita Lupe una señora un poco vieja y cansada,que
disfrutaban de la compañía de una perrita muy simpática llamada lulú; los
tres vivían tranquilamente sin ninguna
preocupación.
Un día
doña Lupe se sintió un poco mal y decidió mandar a Miguel al pueblo por un
medicamento, el niño aceptó ir y lulú lo acompañó; él trató de ir lo más rápido
posible y se fue corriendo, pero en el camino, se encontró con una ardilla que
llevaba un sombrero y botas que pretendía distraerlo y llevarlo por el camino
equivocado y empezó a tirarle dulces , la
curiosidad del niño fue más grande y cambio su rumbo, la perrita lulú se detuvo y empezó a ladrar como queriendo
decirle a Miguel que no fuera, pero él niño comenzó a seguirla olvidándose por
completo de que tenía que llegar al pueblo. La ardilla se
dio cuenta que el niño la estaba siguiendo y lo llevó por otro camino, él
corrió mucho hasta alcanzarla y cada vez aparecían más y más dulces, cuando menos
lo esperaba estaba frente a un castillo de caramelo, él estaba emocionado porque
nunca había visto tantos dulces juntos, el niño empezó a comer y aprovechaba
para guardar unos cuantos caramelos en la bolsa. La ardilla seguía avanzando y
Miguel poco a poco fue entrando al castillo
tras ella, de pronto una voz fuerte se escuchó; era el señor canguro enojado preguntando
quien estaba ahí, el niño comenzó a sentir miedo y se escondió bajo una mesa;
el canguro siguió gritando y Miguel de lo asustado que estaba tiró un jarrón de cacahuate y se quebró, el
canguro se acercó al lugar y descubrió al niño, fue tanto su enojo que lo encerró
en una jaula de chocolate.
Mientras
tanto doña Lupe y lulú estaban desesperadas porque el niño no llegaba a casa y
decidieron salir a buscarlo, en el camino se encontraron con una familia que
estaba acampando, la abuelita se acercó y les pidió que le ayudaran a buscar a
su nieto. Juntos empezaron a buscarlo, la abuelita cansada de tanto caminar decidió descansar
un poco, de pronto la ardilla que distrajo a Miguel se volvió a aparecer, la
perrita lulú la conoció y empezó a ladrar y seguirla, la abuelita y la familia
también iban tras ella. Después de correr un rato ya estaban frente al castillo
de caramelo, todos estaban impresionados, pero lulú estaba desesperada por ver
a Miguel y seguía buscando.
Todos
entraron al castillo y lulú empezó a
ladrar como llamando a Miguel, el niño escuchó a su perrita y se alegró, la perra subió hasta
alcanzar la jaula y empezó a lamer el chocolate para lograr sacarlo y
desaparecer el chocolate, la abuelita y la familia que lo acompañaron hicieron
lo mismo con el resto del castillo, poco a poco lo fueron destruyendo, el niño
les dijo que salieran lo más rápido posible de ahí, que pronto llegaría el
señor canguro y podría hacerles daño. De pronto se escuchó un fuerte ruido, era
otra vez el canguro enfurecido por ver a personas extrañas ahí, lulú se enfrentó
a él y después de una larga pelea acabo con el canguro y se lo tragó. La
ardilla,al ver que habían acabado con el canguro y el castillo, se asustó y salió
corriendo y jamás volvieron a verla.
Miguel
agradeció a la familia que acompañó a su abuelita para rescatarlo sin su ayuda
nada hubiera sido posible,luego corrió a abrazar a lulú mientras ella le lamía
la cara y movía la colita de felicidad como si hubieran pasado años sin verse.
Después de lo que pasaron, todos regresaron a casa agotados y con la panza
llena por todo el caramelo que habían comido, el niño estaba muy serio y triste
por no haber obedecido a su abuela de ir
al pueblo por la medicina y le pidió perdón, doña Lupe lo abrazó y platicó con él
sobre la importancia de obedecer a sus mayores y de no ir a lugares que no
conocen por que pueden pasar cosas malas o tristes, Miguel aprendió la lección,
jamás volvió a desobedecer y vivieron
felices para siempre.
¡Y colorín colorado, este cuento se
ha acabado!
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